miércoles, 16 de septiembre de 2009

DESCACHARRANTE THRILLER. Los hindúes han desarrollado una próspera industria cinematográfica y musical fabricando versiones propias de éxitos internacionales para dárselo todo bien machacadito y comestible a su público, porque al parecer la versión original en crudo de películas y músicas extranjeras se les atraganta o no les sabe a nada por más que les pongan subtítulos. Algo parecido ocurre en EE.UU donde siempre están rodando guiones que han triunfado en Europa o Asia para hacer su propia versión que generalmente incluye algunas explosiones, vengan o no a cuento, varios tiroteos encarnizados y quince planos distintos y simultáneos sobre un coche que cae al mar desde el muelle tras una persecución surrealista. El caso es que los hindúes hicieron esta fabulosa versión de "Thriller" con un presupuesto algo más modesto que la original pero con idénticas pretensiones artísticas. Es de reseñar la hilarante coreografía de epilepsia zombi y los inútiles intentos del Jackson hindú por poner caras terroríficas.

martes, 15 de septiembre de 2009

TEDDY EL VILLANO

Vivimos en nuestros días bajo la tiranía despótica de la belleza física y sus patrones sagrados. El sistema económico imperante dicta cómo ha de ser nuestro estilo de vida y nos conduce, cada vez más sutilmente, por el camino que lleva al fabuloso reino del consumismo eterno: la tierra prometida del liberalismo, del mercado único, el paraíso del anunciante, un mundo perfecto ajeno a cualquier valor que se interponga entre el consumidor y los objetos de consumo. Será un mundo de hombres y mujeres que compran, y nada más que eso, un mundo de consumidores en estado puro al fin y no una sociedad de ciudadanos con derechos y libertades.

Lo que se pone en venta hoy día, que es prácticamente todo y a qué precios, se envuelve cuidadosamente en un papel de regalo llamativo, sugerente, atractivo a la vista. Y las personas encargadas de presentar los productos ante el público son cuidadosamente escogidas por su capacidad de comunicar, por su físico agradable, , por su amable sonrisa o por su belleza, poco importa que tras esa fachada y ese mensaje no haya absolutamente nada, porque cuando la mayoría se dé cuenta ya será demasiado tarde.

Hoy todo son relaciones públicas, imágenes de marca, portavoces y representantes con una buena imagen. Esta dictadura ya aburre por lo monocromático de su mensaje, por la uniformidad de sus maneras y por la falsedad estridente de su mundo perfecto donde todo se presenta, como en la nueva cocina, sobre un lecho de frutas caramelizadas, porque ahora todo se "carameliza" para vender un "concepto" atractivo y original aún a costa de sacrificar el verdadero sabor y la esencia de las cosas.

Por eso se agradece que los artistas, constituidos en gremio que vela por sus intereses, hayan elegido para que les represente y dé la cara ante los medios a alguien tan poco telegénico, con tan escaso poder de seducción y con tal incapacidad para comunicar como el señor Teddy Bautista, la encarnación más sobresaliente del personaje del villano en la España de hoy.

La sociedad que pretende la virtud y la bondad precisa de paradigmas opuestos, de contrarios contra los que unirse, y siempre es necesario tener algunos villanos enfrente.Teddy quiere quitarnos uno de los mayores logros ciudadanos de los últimos tiempos: las descargas gratuitas, ese inmenso corte de mangas del español medio contra la industria discográfica y audiovisual que desde siempre venía manteniendo raquíticas y casi en la indigencia nuestras colecciones de música y películas por culpa de sus precios escandalosos.

Teddy encarna muy bien su papel de malo y creo que se siente cómodo ocupando ese lugar. Le ayudan su cara de duendecillo perverso, de profesor chiflado y viejo cascarrabias. Lo caracterizan bien sus blancas y pobladas cejas que casi ocultan sus ojillos centelleantes, los pelos que escapan del fondo de sus orejas y esa aviesa sonrisa suya a veces tímida y casi siempre inquietante. También le acompaña una voz ronca, asmática y apagada y su nula habilidad para explicarse con claridad y construir un discurso convincente.

Teddy no resulta simpático a nadie. Sin embargo los artistas están encantados con él. Defiende bien sus intereses y concentra en su figura y en su personaje todos los insultos, todas las inquinas y todo el desprecio que despierta la política de la sociedad general de autores. Y los artistas pueden seguir tranquilos porque simplemente se les conoce como eso: como “los artistas” que forman parte de la SGAE y respaldan sus iniciativas pero que apenas representan un rostro visible para la multitud porque permanecen en un cómodo anonimato, en un vago conjunto gremial sobre el que la reprobación del ciudadano pierde fuerza al toparse con un colectivo disperso situado al fondo, en la penumbra de la sala.

Pero Teddy está en la tribuna, ante las cámaras y los focos, en primer plano. No tiene que ser fácil ser Teddy Bautista y salir a la calle todos los días (supongo que con escolta) sabiendo que la mayoría te mira con desprecio o te insulta abiertamente. Incluso Ramoncín, ese muchacho lenguaraz siempre hambriento de protagonismo, salió huyendo cuando comprobó la dureza que suponía interpretar el papel de Teddy, sentir en la nuca cada día el aliento de desprecio de cuarenta millones de españoles. No, no es fácil hacer de Teddy y seguro que las corporaciones y los intereses que representa le pagan generosamente porque el villano de Teddy está encantado con su papel.