sábado, 8 de noviembre de 2008

ODA A BUSH


Ya se van Bush y los suyos, vuelven a sus ranchos y mansiones. En algunos lugares aplauden su acción de gobierno tras estos ocho años y dejan caer alguna lágrima, apesadumbrados ante perspectivas menos halagüeñas. Ya se va Bush, con Rumsfeld y Cheney y dejan a los chicos del pentágono mustios y melancólicos. Los grandes hombres de las multinacionales de la guerra, del petróleo, de la energía y de otros muchos sectores les despiden puestos en pie, solemnemente, agradecidos; quizá quedaría bien una cierta humedad en los ojos, un rostro compungido, y hasta una lágrima fugitiva que rodara incontenible por sus rostros. Sí, es en estos momentos cuando se lamentan del hecho a veces molesto de carecer de sentimientos. No se puede tener todo.

Ya se va Bush sereno y feliz, cumplió su cometido, hizo lo que se esperaba de él, los ricos son más ricos, los pobres un poco más miserables, las naciones del tercer mundo un poco más inestables, Rusia quiere reverdecer los laureles del fenecido imperio soviético tras el nulo respeto que le mostró el gobierno de George W.
La economía mundial destrozada por los prohombres de las finanzas. Como en aquella película de los Marx, quemaron la madera necesaria para que la caldera de la locomotora no se apagara, utilizando los tablones de los propios vagones del tren. Objetivo conseguido, se llegó a la meta aún a costa de destruir el tren. pero no importa porque las grandes fortunas están ya consolidadas.

Ya se va Bush que llegó a la presidencia tras una etapa demócrata que había traído un cierto apaciguamiento a la política internacional. Pero qué casualidad, al poco de llegar el bueno de Bush ocurrió aquello de las torres gemelas, y entonces él se vió legitimado ante la opinión mundial para actuar con plenos poderes y castigar la agresión sufrida. El pentágono y su clientela volvían a frotarse las manos, las perspectivas del negocio eran fabulosas.

Poco antes que Bush se fue Rumsfeld, halcón por excelencia en la política americana, enemigo de toda distensión, porque todo acuerdo con el contrario es una muestra de debilidad y es imperdonable echar a perder un buen negocio sólo porque algunos miles de personas puedan morir. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Rumsfeld tiene una elegancia innata en su porte, como de maduro galán de Hollywood. Resulta fácil imaginarse a Rumsfeld explicando a los empresarios que iban a sacar tajada, los aspectos lucrativos de la guerra por llegar, agitando al mismo tiempo con una de sus garras un martini seco, con empaque y desenvoltura, evidenciando su condición de hombre nacido para el éxito: no hay nada que produzca mayor fascinación en el americano medio.
Ya se va Bush, Rumsfeld y Cheney el vicepresidente de la media sonrisa el multimillonario al servicio de otros multimillonarios, el hombre que disparó accidentalmente a un compañero de cacería, ¿Por qué a mí Dick..? yo soy de los tuyos - Oh, ha sido sin querer, dijo Cheney, -A veces se escapan tiros en las cacerías, es lo que en el pentágono llaman "daños colaterales".

Ya se va Bush, el presidente que estuvo a punto de morir atragantado con una galleta. El muchacho que eludió Vietnam gracias a las influencias de papá, mientras otros tan norteamericanos como él, morían en una guerra perfectamente útil para unos cuantos.
Adiós a Bush que disfrute de su descanso bien merecido y que dé descanso a otros. Ahora será un expresidente americano, que es una condición similar a la de un sabio venerable y cargado de experiencia que ilustra a la humanidad con sus sabios consejos. Que da conferencias a los hombres que forman la elite dirigente, hombres que corren luego gozosos a anotar esa circunstancia en sus ya de por sí magníficos expedientes.
Adiós a Bush, misión cumplida, el trabajo está hecho, el péndulo caprichoso de la política se balancea ahora hacia el sentido contrario al suyo. Pero no importa ya llegará otra vez el tiempo de los hombres como Bush, y el que le suceda se está forjando ya en la clase política, está ya velando sus armas de caballero al servicio del negocio y del poder, volverán los tiempos de Bush, y vendrá quien continue su obra sea hombre o mujer, la continuidad de esa forma de hacer las cosas está garantizada, que no se preocupe nadie.

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