miércoles, 3 de diciembre de 2008

IDEALES EN BLANCO


Desde su púlpito de gran inquisidor general de la política española José Blanco hace años que vigila y combate toda la maledicencia que proviene de las filas de la oposición y todo posible atisbo de herejía y discrepancia manifestado en su propio partido. Con su alma de burócrata metódico es el hombre adecuado para difundir y dar forma a las consignas que le hace llegar su inmediato superior y mantener de paso prietas las filas. Es el director del coro y cada día reparte entre los suyos el libro de los salmos que han de cantar todos al unísono y sin cambiar una sola letra del texto. Su mente de administrativo procesa los grandes ideales y desecha todo lo que no sea puramente pragmático y apegado al terreno, se queda sólo con lo que sirva para asentar y prolongar el estatus de poder actual.
José Blanco como el gran hermano persevera en una vigilia sobrehumana espiando el sueño de los cargos del partido para prevenir posibles disidencias que pudieran socavar lo que él más ama, es decir la solidez monolítica de la actual estructura socialista. Debe de ser un hombre francamente aburrido, incapaz de hacer un chiste por inocente que sea sobre su jefe ni siquiera en su más estrecho círculo íntimo.

José Blanco dice tener estudios de derecho que es lo que dicen los que nunca acabaron la carrera o no pasaron siquiera de matricularse y ponerle el forro a los libros. Sin duda acabó llegando a la conclusión de que para qué demonios tendría él que licenciarse en nada teniendo un talento innato para la burocracia y la organización . En un país en el que el régimen interno de los partidos tiene la flexibilidad de una barra de hierro macizo, hombres como Blanco siempre tendrán un puesto reservado a la derecha del padre.
La naturaleza de estos hombres los descarta para aspirar al puesto número uno ya que son estupendos organizadores pero son incapaces de movilizar al electorado por sí mismos y allí donde ellos viven la ilusión y el entusiasmo perecen. He oído a loros repetir frases inconexas con una convicción y elevación moral que para sí quisiera Pepe Blanco. Los hombres que podrían empujarlo al primer puesto tendrían primero que advertir en él al menos una cierta capacidad para transmitir emociones y sentimientos, una cierta calidez humana.

Pero José Blanco es el hombre ideal para transmitir los nuevos conceptos del socialismo español como aquellos de : "no fumar es de izquierdas" o el de "bajar los impuestos es de izquierdas" o ese otro que podría resumirse como "ser temerario es de izquierdas" que es lo que parece deducirse de la acusación que hizo Blanco hace unos días contra Esperanza aguirre por haber huido de los terroristas de Bombay y no haberse hundido con el barco como al parecer era su obligación.
Qué ladridos y qué dentelladas las de Pepe Blanco cuando es azuzado por su jefe contra la oposición como si fuera un perro rabioso. Pero no pasa nada porque en España los políticos pueden decir las mayores burradas sin tener después que disculparse. No tienen esa mínima honestidad y aquí tampoco se les exige. Ahí tienen a Magdalena Álvarez cuando dijo aquello de que el sitio de la Aguirre era en la vía o colgada de una catenaria, cuando le preguntaron que porque no estaba presente la presidenta de Madrid durante la inauguración de una estación de metro en la capital.Claro que sería muy ingenuo esperar disculpas de esa nueva pasionaria del socialismo español en cuyo escudo de armas reza el célebre lema: "más vale partía que doblá" toda una declaración de principios acuñada en un mítin dominguero.

Es precisamente en el mítin dominical donde Pepe Blanco perpetra sus mayores dislates. Los mítines de domingo son como unas misas laicas a las que acuden los parroquianos deseosos de recibir el dogma y la doctrina, exaltados ante la oportunidad de ver a los jerarcas del partido en carne mortal. Los líderes condescendientes acuden a ellos sin corbata y con la cazadora de piel o el jersey de punto que es como ponerse el chandal y salir a estirar las piernas con el fresco de la mañana.
Siempre es más fácil deslizar alguna estupidez ante un público entregado. Claro, ves que por más simplezas que estés diciendo la gente se rompe las manos aplaudiendo y entonces uno se crece y va subiendo el tono, es inevitable. En fin que Pepe Blanco ese burócrata miope ese Míster magoo de la política española nunca llegará a presidente del gobierno y sobre esa certidumbre descansa mi confianza en el futuro y mi esperanza de que España no desaparezca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

este pepiño ya tocó techo? yo creo que no