miércoles, 10 de diciembre de 2008

LOS VAMPIROS ABERTZALES


En las provincias vascas habita una especie autóctona de vampiros que tiene sometida a toda la región. Su alimento lo constituyen el odio que atesoran cada día en sus lúgubres criptas y la sangre de quienes no se someten a sus dictados vampíricos. Esta raza de vampiros nació hija de horribles mutaciones, producto de las uniones más aberrantes y antinaturales. Tras una larga noche de orgía y aquelarre en los oscuros montes surgió una criatura monstruosa, mezcla perversa de tradiciones y teorías opuestas entre sí. Una pestilente amalgama de idearios radicales en la que se mezclaron racismo y marxismo, doctrina católica y paganismo nazi, ecologismo patriótico y apología de la violencia, tradicionalismo ultraconservador y comunismo totalitario. Esta criatura desnaturalizada y su escabroso ideario engendraron a su vez a los vampiros abertzales.

Era variada la naturaleza de quienes moldearon el amasijo genético necesario para el nacimiento de esta raza perversa de vampiros: Curas de gatillo fácil salidos de seminarios podridos, industriales interesados en disimular el proteccionismo económico con el disfraz del afán patriótico, poetas mediocres a la búsqueda del paraíso perdido; ricos labradores que sentían nostalgia de la era preindustrial, maketos acomplejados deseosos de lavar la mancha de su apellido castellano, creadores de mitos y entusiastas de la pureza de la sangre y de las tradiciones ancestrales.

La mayoría de los ciudadanos vascos vive bajo el influjo hipnótico de los vampiros abertzales. Es fácil apreciarlo por la indiferencia y la pasividad que muestran ante los desmanes de quienes los vampirizan. Continúan con sus rutinas habituales aún cuando salpica en sus rostros la sangre de quienes acaban de sufrir el terrible y mortal mordisco de los vampiros.
Los vampiros abertzales dan mucho miedo entre otras razones por su estampa aterradora y paralizante. Son seres de aspecto pálido y siniestro y hace tiempo que transmutaron su físico originariamente diverso en una apariencia homogénea casi andrógina, que se reconoce a primera vista en su corte de pelo y en su forma de vestir. Las mujeres de la especie acabaron por ocultar sus formas femeninas porque llegaron a la conclusión de que la feminidad era de derechas y han adoptado la inclinación agresiva y despiadada de los hombres y también su instinto asesino. Llevan el pelo corto y el flequillo rectilíneo, jamás usan falda y es imposible descubrir en ellas el menor rasgo de sensualidad. Los hombres se visten y peinan igual y todos ellos: hombres y mujeres llevan las orejas taladradas con pendientes.

Es terrorífica y quita el sueño la imagen de los vampiros cuando salen de sus cuevas agitando las alas y comparecen en los plenos de los ayuntamientos de la transilvania que gobiernan. Es escalofriante ver sus pálidos rostros asomar de entre las sombras en recintos poco iluminados en los que se citan cuando se oculta el sol. Y produce pavor contemplar la expresión seca y adusta y lo fijo de las miradas de estos seres adoctrinados para la dominación y el crimen.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

lo malo es que el tribunal supremo siempre traga.

Anónimo dijo...

en el último caso ha sido el constitucional.

Juan César dijo...

Oportuna y precisa descripción de las formas y colores de un gen -el abertzale- inyectado de anacronismo,insoportable fealdad, y estúpida mala leche. Excelente artículo como la mayoría que acabo de leer en Insula.

Carlos Javier Fernández dijo...

Muchas gracias Juan César es un honor viniendo de ti.