martes, 13 de enero de 2009

EL RETORNO HACIA LA TRIBU


Hace unos años estuvieron de moda y gobernaron en su país. Los talibanes no han desaparecido sino que siguen controlando amplias áreas de territorio en Afganistán. Es un lugar muy difícil Afganistán. Todo el que llega al poder corre el riesgo de obtener una muerte temprana. Las discrepancias políticas se desbordan allí en una cólera terrible que acaba en disputas sangrientas. El afgano es hombre de sangre caliente y por lo que se ve no puede controlar su tendencia a agarrar el kalashnikov y echarse a la montaña cuando ve que las cosas no se están haciendo a su gusto.

Los talibanes decidieron gobernarse por la ley de Dios y estudiando el Corán llegaron a unas conclusiones muy particulares. Nadie más aparte de ellos, musulmanes o no, ha podido entender de donde se sacaron los barbados del turbante las disposiciones y leyes que ellos han extraído de aquel libro sagrado. Los talibanes y su régimen de terror en el que la mujer era menos que un perro y la música estaba prohibida fue el último gran delirio sangriento que se constituyó en gobierno legítimo de aquel lugar que algunos insisten en llamar país.
Fue una estupidez propia de la mente ordenancista del hombre occidental forzar a todos los territorios a conformarse en naciones con fronteras, gobiernos y docenas de instituciones para regular la vida política y social en una identidad nacional fundada en mitos y en consensos imposibles.

los afganos no existen y su única identidad se la da la pertenencia a una determinada tribu más allá de la cual no hay más que un abismo insondable sobre el que que algunos han querido tender unos puentes que siempre acaban cediendo al peso de la historia verdadera, y que se precipitan al vacío con un estruendo terrible de sacudida telúrica.
Los taliban se oponen al progreso y quieren que todo siga como en los tiempos en que vivió el profeta. Aunque lo más probable es que Mahoma fuese un hombre moderno en comparación con ellos. Los talibanes se oponen al progreso como se ha dicho, tal como lo hicieron en su tiempo los jemeres rojos en Camboya. También los talibanes creen que el progreso sólo ha traído cosas malas y les ha robado su verdadera identidad y el paraíso primario en el que vivieron en la antigüedad, aquel paraíso en el que fueron felices de verdad. Todas las generaciones han tenido alguna vez la tentación de pensar que en el pasado se vivía mejor. Quizá sea verdad, quién puede afirmarlo. Lo único malo de todo esto es que para hacer entender a los escépticos eso de que hay que volver a la era primordial es necesario aplicarse con empeño al fusilamiento masivo y a la reeducación. Y en eso estaban el mulá Omar y sus chicos cuando llegaron los americanos buscando a Bin Laden a cañonazo limpio por ver si lo hacían salir de su escondrijo.
Difícil desentrañar el alma de los afganos o de lo que quiera que sean, probablemente se esconda en las oscuras cuevas de sus montañas remotas e inaccesibles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Commendable job dear.

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Regards,
Mehta