jueves, 2 de mayo de 2024

bueno para el equipo

  La pesada motocicleta se colocó en paralelo a mí con un ladrido bronco del motor. Noté como el camarógrafo del asiento me consagraba un primer plano. Luciría encorvado sobre el manillar y pedaleando como un poseso en el arranque de mi escapada.


 El momento fue electrizante. Nunca antes en una carrera me habían dedicado uno de esos  planos. Muchos miles de personas seguían aquella carrera por televisión. Mi mujer, que días antes me había pedido el divorcio, formaría parte de aquella audiencia.


 La etapa, de media montaña podía ajustarse a mis posibilidades. Yo no era exactamente un escalador ni un especialista en resistencia —nadie, en realidad, sabía lo que yo era—. Pero, los escaladores, estaban aquel día fuera del combate. El favorito para un trazado como aquel, acababa de sufrir la mordida de su vieja tendinitis. Bastante tenía con mantenerse en carrera. Otros reservaban fuerzas para la verdadera montaña, aún por llegar. 


  Antes de saltar a la cabeza de la famosa serpiente y revelar al mundo mi intención de destacarme, consulté como era obligado con el líder de mi equipo. Estrella ciclista del momento y maillot amarillo de la carrera. 


  El líder, un austríaco elegante que parecía pedalear a ritmo de un vals vienés, alzó las rubias cejas sobre las gafas oscuras. Aquel hombre sólo se comunicaba con los segundones a través de frases cortas y gestos ambiguos que no le comprometían a nada. Decía no dominar nuestro idioma. Aunque yo lo había oído dar instrucciones a sus mecánicos en un castellano tan cristalino y preciso, como el de un informe médico.


—Tú intentas hoy, si bueno para equipo— Me respondió finalmente en  un español tan rudimentario como fingido, cuando solicité su visto bueno para mi escapada.


  Ausculté su respuesta y llegué a la conclusión de que daba su aprobación a mi propósito. Tampoco pude sacarle nada más, ya que enseguida su rostro marmóreo retornó a su mutismo habitual. “Bueno para equipo” quería decir, claro está, bueno para él. El león solo caza cuando es estrictamente necesario. Ya sea por necesidad o para reafirmar su mando y aquel día, el austríaco prefería dormitar a la sombra del pelotón.


  El aullido de los aficionados, a ambos lados de la carretera festejó mi osadía.  Jaleando al que se postulaba como héroe del día, tan imprevisto como anónimo.


  Aliado con la sorpresa gané distancia con facilidad. solo restaban 40 kilómetros hasta la línea de meta. Estaba dispuesto a resistir y el júbilo de la afición, que pronto comenzó a corear mi  nombre, tan desconocido hasta entonces, me transportaba a un estado místico.  Me parecía levitar sobre el asfalto, bicicleta incluida. 


  Esa sensación fue pronto sustituida por pensamientos traicioneros. Los cronistas de la vuelta –fantaseé pronto— estarían informando en detalle sobre mí. Interrogando en antena a sus colaboradores acerca de quién era yo,  y de cuál era mi especialidad.


 Sube bien dirían “aunque no es un escalador puro”, tampoco es un sprinter ni le define una gran resistencia. Entonces, imaginé, alguien, soltaría  aquello de “es un buen rodador” Dios mío pensé. Seguro que alguien dirá eso mismo: Un buen “rodador”. Yo —no podía evitarlo— detestaba esa expresión. 


  Mi mente siguió jugándome malas pasadas. ¿Por qué mi mujer me había hablado de divorcio cuando competía en mi primera carrera importante? Para motivarme, me respondí fingiendo aplomo. 


  Sin duda ella conocía mejor que nadie los resortes mentales que había que accionar para sacar lo mejor de mí. ¿acaso no era esa circunstancia lo que me había animado a salir del anonimato durante aquella jornada?


 Pero…¿y si no era así? ¿iba yo a evitar el fracaso de mi matrimonio con sólo ganar una etapa de la vuelta a España? traté de recobrar la calma y refrescar el ánimo. Puede que yo fuese un rodador. Pero el mejor de todos ellos. por eso mismo tenía que ganar aquella etapa.


 Algunos kilómetros después miré hacia atrás y divisé la siluetas oscilantes de un pequeño pelotón que seguía ya de cerca mi fuga. ¿No era uno de ellos el escalador de la falsa tendinitis? ¿no le acompañaban otros tristes gregarios, otros “rodadores" insolidarios que querían arrebatarme el derecho a ganar, al menos, una etapa?


  Mis fuerzas amenazaron colapsar ante una perspectiva tan ruin. ¿Qué comentarían ahora los periodistas que narraban la carrera? esas polillas que saltan de un foco de luz artificial a otro. Simplezas sin duda, del tipo: El final está muy abierto. o podría ganar cualquiera. es la rebelión de los don nadies. Hey! Eso dolía.


 Resulta que yo no era sólo un “rodador” del montón. Sino que además, con toda probabilidad,  me acababan de calificar de “don nadie” ante una audiencia de millones.


  Estaba en esas y otras  reflexiones  cuando oí un nuevo clamor a mis espaldas. Una ovación que dejaba en ridículo a la que había acogido el inicio de mi escapada. 


  Miré atrás y no podía creerlo. ¿No era ese que acortaba metros con su pedaleo fácil el mismísimo austríaco? ¿El líder de mi equipo? ¿el puñetero león que debería estar sesteando al abrigo de la manada? El muy hijo de perra me sobrepasó como una exhalación, dejando tras de sí solo la estela amarilla de su maillot. 


  Ya cerca de la meta, que el austríaco ni que decir tiene, cruzó en primer lugar, me alcanzó el grupo que nos seguía de cerca. 


  Una caída masiva en la que me vi complicado, al límite de la línea de meta puso fin a mi aventura. Mi cuerpo fue proyectado hacia delante en aquella melé, tras perder el equilibrio y caer. Al menos, eso sí, los jueces decretaron que yo había obtenido el segundo puesto de aquella etapa. 


  El remolino de periodistas alargó sus micrófonos hacia mi, mientras me conducían en camilla hacia la ambulancia. Has llegado el segundo, ¿qué se siente? No está tan mal para un gregario dijo otro, subirás al podio. es decir subirías si pudieras. ¿Te duele mucho? preguntó un becario. ¿Alguna costilla rota? Pronto el enjambre de polillas voló en busca del austríaco que asomaba por allí, fresco como un lord después de un tonificante paseo a caballo. 


¿Y mi mujer? Pensé. ¿Se estaría replanteando lo del divorcio después de todo lo ocurrido?


 los periodistas se arracimaron en torno al maillot amarillo disparando preguntas cruzadas: Lástima compañeros caen, dijo él en su castellano de falso sioux, mañana otro día, contento victoria mía, esto ser bueno para el equipo.


jueves, 14 de diciembre de 2023

g

  Mi nombre es Manuel otilio Suárez. Más conocido entre familiares y amigos como Lolotilio o (a causa de mi profesión) Doctor Lolotil o Nolotil. Esto último no es de mi agrado, si bien no se me escapa que algunos, siempre a mis espaldas, me conocen por ese apelativo.

 Ejerzo la medicina privada y dispongo de una clientela selecta, constituida en exclusiva por las familias más principales de la región. 


  Soy el médico de los Colorín-Mellado desde hace 30 años y, ni que decir tiene, mi relación con ellos no es sólo profesional. Hemos consolidado también una buena amistad con el paso de los años, hasta el punto de que  los miembros de su familia me hacen a menudo partícipe de sus confidencias. Especialmente la Señora Mellado, quien me ha tratado siempre con la mayor familiaridad.


   No en vano asistí en su lecho de muerte a su esposo, Don Agapito, un hombre en todo gentil y virtuoso. Don Agapito murió al caer de sultán, su caballo preferido. Al parecer el animal se encabritó y Don Agapito cayó entre las patas de la bestia que lo coceó como a un balón de rugby.  Nadie se explica como un animal tan manso como aquel pudo reaccionar de semejante manera. Ni siquiera la señora Romero y Tomillo, cocinera de la casa y con muy buena mano para los caballos supo aclarar lo sucedido.


  En lo que se refiere al asesinado Ricardo Chamberlain tengo que declarar que fui avisado de inmediato y llegué poco después de que su cadáver fuese encontrado entre los rosales. Tenía alojado en la espalda un abrecartas de acero con el escudo nobiliario de los Colorines labrado en el pomo. Ricardo Chamberlain era un hombre infame y retorcido que se había creado muchos enemigos.


 Sabía todo acerca de los secretos de la familia y desde hace años chantajeaba a La señora Mellado. Conocía que el padre de su hija Pilarita era Don José Luis Casanova. La chica había sido el resultado de un tórrido romance de juventud que había tenido lugar en Madrid, donde Casanova y la Mellado se conocieron. La joven  había acudido allí para hacer el servicio social con la sección femenina. Y Don José Luis lucía por entonces su garbo de jovencísimo alférez provisional. El flechazo fue inmediato y fruto de él llegó Pilarita clandestina al mundo y por la puerta de atrás, ya que las familias de la joven pareja no quisieron ni oír hablar de dicha relación. Muchos años después, y sabiendo Don José Luis de la viudedad de su antigua amada vino éste a su encuentro y reanudaron sus relaciones al amparo de una fingida amistad.


  Pedrito Mellado tenía también sobrados motivos para descargar el afilado abrecartas sobre las espaldas del administrador. El menor de los Mellado arrastraba toda clase de líos debido a sus costumbres libertinas. Adicto al juego y fumador de opio estaba envuelto en el tráfico de falsas reliquias religiosas, para financiar sus vicios. Hace años fue detenido mientras intentaba colocar 34 piezas dentales que habrían pertenecido a Nuestro señor Jesucristo, la mayoría dientes de leche. Y en otra ocasión el administrador, gracias a sus contactos, logró sacarlo discretamente de los calabozos después de haber sido descubierto con un alijo de 12 momias incorruptas de santa Catalina, que intentaba hacer pasar por auténticas en un mercadillo medieval.

 

El astuto administrador a cambio chantajeaba a la señora Mellado, exigiéndo grandes cantidades de dinero para  no desvelar públicamente los asuntos turbios de su hermano.


También conocía Chamberlain que mi adorada Lolita Expósito es hija de Pedro Mellado. Quien tuvo relaciones con el ama de llaves cuando este era apenas un señoritín de 17 años. Por cierto que  las habladurías me achacan no sé que perversa inclinación por la ilegítima muchachita. Pero lo único que hay es mi cristiana aspiración a convertirme en tutor legal de Lolita para darle un futuro y sacarla de este ambiente de perversión.


  La señora Mellado debido a los continuos chantajes que sufría por parte del administrador estaba al borde de la ruina. Por eso empezó a alojar a estudiantes extranjeras como Yolanda Mcguffin, quien pretendía estudiar ciencias del mar en la facultad de Sevilla. Por más que todo el mundo supiera que en Sevilla no existe dicha facultad ni se pueden cursar tales estudios. Esto fue lo primero que me hizo sospechar de la señorita Mcguffin.


 Luego supe que Yoli Mcguffin era en realidad la hija secreta engendrada entre Ricardo Chamberlain y Carmen la cocinera. Yolanda había sido entregada a una familia inglesa que residía en Portugal. Lugar donde se conocieron esta y Pilarita, ya que esta última pensaba por entonces que su padre legítimo era el administrador y no el señor Casanova. Pilarita habría acudido a Portugal aleccionada por Romero y Tomillo que, consumida por el remordimiento le habría encomendado la misión de localizar a Yoli Mcguffin y revelarle a esta quien eran sus verdaderos padres.


  La Mcguffin habría llegado luego a Sevilla con la intención de conocer a su madre y vengarse de su padre biológico  tras saber que había sido este quien había obligado a su madre bajo amenazas a entregarla en adopción. Para acercarse sin sospechas a la familia se había hecho pasar por una estudiante extranjera con la complicidad de Carmen.


  Fue sin embargo la propia Carmen quien clavó en la espalda del administrador el abrecartas de acero. Lo sorprendió aquella madrugada entre los rosales, donde se había citado con la pobre Lolita. Carmen pensó que la joven con la que el administrador lleno de lujuria, forcejeaba era Yolanda Mcguffin y ante la monstruosa perspectiva de que Ricardo estuviese intentando seducir (sin él saberlo) a su propia hija, Carmen descargó el abrecartas sobre las espaldas de tan corrupto individuo. 

Luego, liberó un grito apagado, al descubrir que la muchacha no era su Yolanda sino Lolita. Este grito llamó la atención de Teresa Expósito, conocida insomne cuya ventana se encuentra cerca de los rosales. Enterada del caso por Carmen tranquilizó a esta y juntas acordaron ocultar su autoría, no sin antes confesarle a la cocinera que ella misma había planeado asesinar a Ricardo clavándole sus agujas de punto de cruz. Ya que sabía que el administrador rondaba a su hija, mi  adorada y futura pupila Lolita.


  Ambas mujeres creyeron que el acusado del crimen no sería otro que Pedrito Mellado. Pues el abrecartas con el escudo familiar era de su propiedad, y todos sabían que tenía sobrados motivos para asesinarlo. Además no era el primer crimen de Carmen la cocinera. Después de profusas investigaciones hace poco llegué a la conclusión de que el caballo sultán, aquel tan manso que sin embargo un día aciago dejó caer encalabrinado a don Agapito Colorín con el resultado que ya conocemos. había sido envenenado por Carmen con ciertos preparados que ella sabía provocan demencia en los animales y repentinos arranques de cólera. Y es que Doña Carmen había sido hasta su muerte la furtiva amante de Don Agapito Colorín

domingo, 25 de diciembre de 2016

EL MITIN
Estaba sentado, como todos los días, en la terraza de la taberna San Isidro
y entonces ocurrió. Se me acercó un patrulla de milicianos y uno de ellos
me pidió la documentación: “A ver usted, hágame el favor de
identificarse” era un hombre con la cara muy ancha y el pelo aceitoso bajo
el gorrillo cuartelero. Yo puesto en pie saqué la cartera y le enseñé mi
cédula de identidad. El tipo apestaba a vino y llevaba apretado bajo el
sobaco un fusil máuser como el que lleva una regla de carpintero. Estuvo
un rato escudriñando la cartulina como si quisiera fijar en su cabeza los
datos de mi documento para después pasárselo a otro de sus compañeros:
“Mira a ver tú Braulio que sabes leer”
El tal Braulio era un muchacho largo y flaquito que vestía una cazadora de
cuello alto con muchas cremalleras y una gorra de tranviario como prenda
de autoridad, llevaba un pistolón al cinto que era una reliquia de museo y
tenía la mirada del que parece siempre a punto de echarse a reír. —José
Pascual...—leyó sonriente mi nombre—...oficial de notarías ¿es éste?— le
preguntó a un tercero que llevaba un brazalete del sindicato y una escopeta
de caza. El de la escopeta dijo que sí que era yo y señalando un reservado
al fondo del local dijo que teníamos que “dialogar” un momento. Lo de
“dialogar” lo enfatizó muy castizo con un punto de rechifla. De camino al
reservado con los milicianos vi fugaz mi reflejo en el espejo biselado, tras
la barra, y parecía que estaba viendo la imagen de un desconocido con la
expresión incrédula de quien va a ser fulminado por la fatalidad de un
instante. El público de la taberna se apartaba a nuestro paso como lo haría
ante un tren de mercancías. Aquella expresión mía en el espejo me pareció
cómica, aún en la tensión del momento.
—A ver, a ti te he visto yo el año pasado en el teatro Español en un mitin
fascista, no se me olvida nunca una cara —Me espetó el del brazalete
aflojándose el correaje mientras nos sentábamos. —Vaya, pues a ver cómo
explica eso el señor oficial de notarías —sonrió el muchacho flacucho
siguiendo con la rechifla. Contrariar en una situación semejante, durante
aquellos primeros meses de la guerra a gente tan peligrosa como esta,
negando su acusación, habría sido una descortesía que hubiera acabado
probablemente para mí con una excursión sin retorno a la tapia del
cementerio; Afirmarla sin más también.
La radio del local alternaba pasodobles con partes de guerra y yo no podía
permitirme dudar ni un instante. «Sí», dije «es verdad» porque era verdad
que yo había estado en un mitin fascista en el Español unos meses antes
del 18 de julio y porque mentir y negarlo podría herir la sensibilidad y el
orgullo de buen fisonomista del miliciano de la escopeta.
Las cunetas del extrarradio estaban por aquel entonces llenas de cadáveres
de tipos que se asustaron y vacilaron en sus respuestas ante aquellas
patrullas de pistoleros autoinvestidos de autoridad policial. Tipos que
dudaron un momento y apenas pudieron tartamudear, muertos de miedo,
una respuesta inteligible y coherente, por más que estuvieran al margen de
cualquier vínculo político.
—Sí — repetí con seguridad —Pero solo por acompañar a mi jefe Don
Emilio Ortigosa, el señor notario, que en paz descanse—. El analfabeto de
la cara ancha me miraba a través del fondo del vaso de vino que se
apresuraron a servirle sin mediar palabra y que se descargó en el gaznate
de una sentada —En ese tiempo estaba yo a la espera de un ascenso y una
tarde a la salida del trabajo me invitó el jefe a ese acto y comprenderán
ustedes que en esa situación no quería yo desairarle con una negativa
—Claro...si aquí todos los señoritos como tú nada más que han sido
fascistas los jueves por la tarde y por agradar —Dijo mi acusador
fingiendo una gravedad en su rostro que afilaba su sarcasmo tornándolo
más incisivo aún
—Usted mismo si me reconoce de aquel mitin es que necesariamente
estaba allí y bien a las claras se nota que no es usted ningún fascista —
repliqué arrepentido al instante por lo suicida de mi actitud —.
El miliciano pateó el suelo indignado y aporreó la mesa con la escopeta —
¡Yo estaba allí comisionado por el servicio de información del sindicato
malnacido! y tu eres un carca de mierda y un señorito de oficinas y ahora
mismo te vienes a dar una vuelta con nosotros —el tipo me arrastraba ya
del brazo hacia la salida del local, en la radio no sonaban ahora ni
pasodobles ni nada, la taberna estaba ya vacía de parroquianos que se
habían ido largando discretamente. Sólo quedaban los camareros, con un
semblante como de quien mira llover en la tarde. —¡Un momento! —grité
decidido a no caer aún en el pánico —tengo quien puede responder por mí
—¡llamen ustedes a Jesús Lasarte!...¡el diputado de Izquierda
Republicana! él les dirá que yo no soy ningún faccioso— era mi última
carta. Lasarte me debía algunos favores por las muchas horas que le
dediqué a documentar sus derechos a la herencia familiar que litigaba —
¿Jesús Lasarte?, Ese no puede responder ni por sí mismo ¡ese es un
señorito de izquierdas y una rata de salón! —Proclamó el de la escopeta
que tenía siempre respuesta para todo—. Estábamos detenidos en medio
del bar frente al espejo biselado y yo, ya me había dado permiso para
entrar en estado de pánico cuando el muchacho alto de la pistola al cinto
tomó a su compañero por el hombro e hizo un aparte con él. Me quedé
bajo la custodia del tipo del máuser que estaba ya casi ausente de todo,
tambaleándose a causa del vino y del sueño atrasado tras muchas noches
de vigilia.
Mientras tanto yo no podía dejar de pensar que iba a acabar acribillado en
alguna carretera solitaria de las afueras, o torturado en alguna de las checas
de Madrid en el mejor de los casos, y todo por acompañar a mi jefe a un
mitin que no me interesaba lo más mínimo y del que no recordaba ni una
sola una frase. De aquel mitín recordaba, eso sí, la estampa de los
oradores, en su mayoría muchachos de buena familia jugando a la
revolución de derechas. Universitarios de oratoria grandilocuente
contemplando al auditorio con los brazos en jarra, remedando
ridículamente la gestualidad de por sí ya patética de los jerarcas de la Italia
fascista.
Recobré la esperanza para mi situación cuando vi cómo aquel individuo al
que yo le habría parecido mejor muerto salía con aspavientos del lugar,
expresando con ira su frustración en frases mal articuladas. El muchacho
flaquito se me acercó sonriente calándose su gorra de tranviario y me dijo:
—Hoy es tu día de suerte señorito de oficinas, me has caído simpático y no
me da la gana de que el chivato este se te lleve por delante—. Ya en la
calle apareció un Hispano Suiza con las iniciales del sindicato pintadas a
brochazos, los milicianos saltaron a los estribos del vehículo que aceleró
con estrépito para enfilar la avenida y perderse de vista. Lo último que vi
fue la sonrisa del muchacho, agarrado sobre el estribo, alejándose para
siempre. Todo acabó tan rápido como había empezado poco antes.
Poco después de acabar la guerra me encontraba sentado en una sala de
espera del ministerio de Justicia de la España triunfante. Esperaba una
entrevista con el jefe de personal de la secretaría. Aspiraba entonces a
conseguir una de las plazas que se ofertaban para oficial de negociado. Mi
situación económica como la de tantos tras la guerra era ruinosa y mi
esperanza de conseguir alguna de aquellas plazas casi nula. Era ya el
único candidato que quedaba por ser entrevistado. Me acerqué a
contemplar el retrato de Ramiro Ledesma que dominaba aquella sala de
espera, cuya moqueta había conocido mejores tiempos. Entonces salió a
recibirme el jefe de personal, probablemente para declarar ya inútil la
entrevista al haber asignado las plazas a candidatos con expedientes más
idóneos que el mío. Entonces advirtiendo mi interés en aquel retrato me
preguntó— ¿le conoció usted?—Sí —contesté con rapidez— le escuché
hablar en el mitin de mayo del 36, en el teatro Español.
—Pero ¿cómo? ¿estuvo usted en aquel acto?
—Sí señor —respondí—tuve ese honor.
—Yo también estaba en el auditorio, fue el último gran discurso de Ramiro
Ledesma antes de la guerra, recuerdo casi palabra por palabra, cómo
hablaba aquel hombre” exclamó el jefe de personal casi arrebatado en la
evocación de una jornada mítica para él. —No puedo estar más de acuerdo
— mentí —No he conocido mejor orador en toda mi vida—
Lo cierto es que en aquel momento hubiera dado un brazo por recordar
siquiera una frase de aquel discurso. Pero no recordaba absolutamente
nada. —Pues sí—dije —recuerdo que transmitía yo tanto entusiasmo
cuando le pedí permiso a mi jefe para salir un poco antes la tarde del mitin
que él, estimulado por mis expectativas ante aquel evento, se ofreció para
acudir conmigo. —Por favor pase usted a mi despacho —dijo extremando
la cortesía el jefe de personal, —creo que aún queda una plaza de jefe de
oficinas y tenemos mucho de que hablar … pero dígame ¿recuerda usted
aquella anécdota qué contó Ramiro Ledesma en su discurso sobre su
experiencia como abogado en un pueblecito de Castilla?, ¿No le pareció
deliciosa? Deliciosa dije, no podría olvidar aquel mitin ni aunque viviera
mil años.

martes, 7 de septiembre de 2010


Lo de estos frikis siempre me ha parecido muy, pero que muy desproporcionado. Que unos tipos que viven en el primer mundo, en una de las zonas con mayor nivel de desarrollo, libertad y calidad de vida del planeta y con un sinfín de posibilidades a su alcance elijan como ocupación asesinar a gente para pasar después enjaulados los mejores años de su vida porque dicen que el Estado no les deja realizarse como vascos es como si un tío que goza de un miembro de veinte centímetros se dedicara al asesinato indiscriminado con el solo objeto de chantajear al Estado y presionarle para que este le pagase una operación de alargamiento de pene.

Sólo mentes tan frikis como las suyas pueden otorgarles el santo desparpajo de presentarse a dar comunicados vestidos con la boina y el camisón negro componiendo un traje regional de terrorista euskaldun diseñado por ellos mismos al que para más pasmo tienen los santos cojones de añadirle un pasamontañas blanco de satén para las grandes ocasiones. Un pasamontañas de los domingos que pone el toque elegante y refinado del buen terrorista vascuence y discrimina para la ocasión entre lo que es un terrorismo de diario, de faena y entre semana y ese otro terrorismo más formal de día grande y traje típico.

Luego para cerrar el video (que pretende ser solemne y da bochorno el verlo por lo ridículo de esa estética de secta satánica de pueblo) y en otro gesto que resulta de lo más cómico levantan al unísono el puño izquierdo en una pose que hasta los propios comunistas van aborreciendo ya porque no significa nada para nadie y es además un gesto ridículo en sí mismo por su falta de garbo y porque parece que finja uno ir agarrado a la barra del metro. Sería curioso ver el "making off" del video este y oírlos hablar entre ellos:
-Oye, y al final hacemos todos el saludo de la gilizquierda abertzale ¿vale?
-vale, pero los tres al mismo tiempo que si no queda fatal.
-claro hombre primero lo ensayamos y tal.

Tendrían que dar tomas falsas y la sensación de irrealidad sería aún mayor. Antes de imponerse un alto el fuego deberían declararse entre ellos mismos un alto definitivo a tanta estupidez, tanto frikismo y tanta ranciedad mental, todo lo demás caería luego por su propio peso.

martes, 1 de junio de 2010


El 12 de mayo ha caído el inmenso telón que venía cubriendo a quienes movían los hilos de esta gran farsa y ahora ya sólo quedan algunas farsas menores. Ahora ya es evidente el play back de Zapatero, que pretendía pasar por Bob Marley y no llega más que a milli vanilli. Se acabó la fantasmagoría de la política progresista y el socialismo apócrifo, con sólo una llamada desde los centros de poder que gobiernan el mundo quedó en evidencia la desnudez del emperador socialista y ahora, los menos insensatos pueden darse cuenta de que aquel traje que vestía era un espejismo desarrollado por un inmenso equipo de propagandistas y asesores que se han ocupado todos estos años de diseñar la imagen apropiada para el mercado electoral.

Cayó el telón bruscamente y Zapatero tomó entre sus manos sumisamente la lata de bencina que le suministraron el imperio financiero, Obama y Bruselas (son la misma cosa en realidad) y prendió una gran hoguera a la que fue arrojando uno a uno los principios que según él eran su cetro y corona, sus armas de caballero en defensa de los más humildes frente a aquellos que designaba como "los poderosos" a ella arrojó sus principios y con ellos el cheque bebé, y después la revalorización de las pensiones y la ayuda a los dependientes, y el sueldo de los funcionarios y otras dádivas del gasto social que se sacaba de la chistera en tiempos más felices para quitarse lastre frente al pp a quince días de unas elecciones, toda su política social y su izquierdismo y su progresía arde y se consume en pocos minutos.


Pronto se consumirá también aquella vasta representación propagandística disfrazada de ideal político que montó y llevó a escena para representar la gran ficción de una política de izquierdas, todo aquel inmenso engaño con el que pretendía diferenciarse de la derecha para ganar elecciones y para ello no dudó en abrir las viejas heridas de la guerra civil y jugó con los sentimientos de alguna gente animándola a coger la pala para abrir las viejas fosas en campos y cunetas y así resucitar a las dos Españas, metió el dedo en el ojo a la iglesia, sin quitarle uno solo de sus privilegios sólo para enfrentar a católicos y no creyentes, y también fundó el ministerio para la igualdad que no es más que pura y onerosa demagogia con una ministra florero al frente y legalizó el matrimonio homosexual y siguió haciéndo política con el aborto, todo ello para seguir dotando al psoe de una falsa identidad de izquierdas con la que vender una marca electoral.

Pero ahora urge quitarse la careta y mostrar inequívocamente a los amos de qué lado se está, como hizo su ilustre antecesor Felipe González metiendo a España en la OTAN. Ahora ha caido el decorado y bien se ve quienes son los que mueven la tramoya de este teatro que en realidad es propiedad de "los poderosos" palabra que usaba Zapatero en su primera legislatura para referirse a aquellos que querían imponer sus criterios por la fuerza de su dinero y poder y frente a quienes él se erigía en recio baluarte para defender al ciudadano. Pues el recio baluarte ha caído o mejor dicho, se ha apartado cortésmente a una indicación de los tiburones del mercado, los poderosos ya están aquí, Zapatero no es más que su director gerente, y seguirá cometiendo todo tipo de traiciones para seguir siéndolo un par de años más. Después de eso dejará el paso franco a los hombres y mujeres del pp que son los secretarios preferidos por la banca mundial para que le lleven este cortijo que es España. Cayó el telón al fin, el imperio contrataca y algunos han descubierto con horror que Zapatero no era Luke Skywalker sino más bien un Darth Vader inverso que empieza de bueno y acaba de malo, pero eso sí, se ha ganado un cómodo retiro en la estrella de la muerte.

viernes, 7 de mayo de 2010


Hay que tener una cara muy dura, hay que tener el morro como la proa de un rompehielos, hay que tener un careto tamaño moái de la isla de Pascua y la picardía de un orador de mercadillo, hay que tener más escamas que un lagarto tizón y el alma de un charlatán con título universitario que lo mismo te vende la pulsera power balance, que el jess extender o el Don régulo vientre plano, que te encaja un paquete de 150 canales de t.v. por cable o el bálsamo de fierabrás en tetra brik si te coge bajo de defensas, pues lo mismo José Bono te vende que él es socialista, católico, abortista, humilde pero millonario, de izquierdas pero con aficiones de rico de derechas y un largo etcétera... algunos cuando se han querido dar cuenta iban ya para casa con el paquete completo.

Pero cómo cojones va a ser socialista un tío que posee sociedades mercantiles con nombres tan ultrapijos como "Hípica Almenara" un tío cuya parienta regenta joyerías, un fulano que regala a su hijo un piso valorado en un millón ochocientos mil euros, un ricachón que posee áticos, pisos, chalets, parcelas, piscinas, cuadra de caballos, que es papaíto de una prole de jinetes y amazonas, íntimo de grandes constructores, financieros, obispos, jueces y generales con derecho a compadreo y padrinazgo entre toda la variada gama de la más acendrada carcundia.

Hay que ser muy echao palante y tener una cara forjada en láminas de acero fundido para pregonarse de socialista y católico, de católico y abortista, de abortista y solidario con el clero rojo, de solidario con el clero rojo y amigo del Opus que le cede el aparcamiento de la basílica de San Miguel para que aparque el ejército de obreros que va a hacer la reforma del piso del niño. Hay que ser muy pregonao y tener el cutis de cuerno de cabra, peinarse un tupé trasplantao y ser izquierdista de gemelos de oro, de loción de afeitar Dior, de audi deep blue sea y chófer a la puerta, hay que ser socialista de traje a la medida, piano para adornar el salón y franquicia de Tous, socialista de esmoquín y alfombra roja , socialista de profesión, hay que ser socialista del PSOE.

Algunos hay por ahí con alma de bocina que todavía se creen que el socialismo tiene algo que ver con Bono o el PSOE. pues que vayan a la wikipedia y miren la definición de socialismo, se parece tanto al PSOE como un Kinder sorpresa a un huevo de Fabergé. Y qué tiene que ver la humildad de un verdadero hombre de izquierdas con este Bono vanidoso como una folclórica que lo mismo hace detener a pobres manifestantes que se atreven a abuchearle que toma posesión de ministro como si fuese Carlos VII coronándose en la catedral de Reims.

Hay que tener una cara que raya el cristal para excusarse diciendo que todo son infamias de la ultra derecha y de la ultra izquierda, que todo son inventos de los que quieren acabar con la democracia. Qué soberbia y atrevimiento no habrá que tener para reunirse con los medios de comunicación y pedirles que no informen sobre el sueldo de los políticos y sus privilegios para no crispar al personal en tiempo de crisis. Cuando caiga la democracia habrá que recordar que fueron caraduras como estos los que más contribuyeron a desacreditarla, los que consiguieron que la gente ya no creyera en nada ni en nadie.

viernes, 16 de abril de 2010


Yo os saludo queridos niños soy el Papa Benedictus
En realidad debería decir "Nos" pues los papas así decimos
cuando hablamos de nuestra persona casi divina
¿cómo estáis queridos niños? Nos bien gracias, un ejército de servidores vela por mí de día y de noche.

Me paso las tardes aquí en la sede pontificia frente a un espejo
en el que me disciplino en fatigosas practicas para lograr una
sonrisa natural, una sonrisa ascética, bondadosa o carismática un poco a lo gandhi quizá, ese sería mi modelo, más no lo logro queridos niños llevo setenta años intentando sonreir de forma natural, pero no me sale bien, aunque nunca desespero,

El caso es que vengo notando que cuando sonrío mi expresión se hace más lúgubre, mi ceño se frunce y mis ojos se hunden aún más en la zona de sombra bajo las cejas, así mi mirada adquiere un aire desconfiado y mi sonrisa, tímida por naturaleza, deja asomar unos dientes pequeños y afilados, ya me lo dijo Hans Küng muy sutilmente: "Padre, no deje que su mirada traicione a su sonrisa" Puñetero Küng, desde entonces no he dejado de pensar en ello.

Estoy aquí queridos niños en mis habitaciones, sentado frente a un espejo que me regaló mi amigo el patriarca de Constantinopla al tiempo que me decía: "Santidad este espejo perteneció a Diocleciano" a lo que yo le respondí mientras le sonreía "Muy bien Bartolomé a mí como si perteneció al moro de Frisinga". Estoy aquí sentado ensayando sonrisas naturales y merendando bizcocho y chocolate caliente.

Estoy aquí, queridos niños, con mi estola y mis guantes morados puestos porque ¿no sabéis?... me agrada vestirme de papa antiguo. Tengo sobre mi mesa los salmos de San Agustín y un tomo de Gertrud Le Fort que estoy releyendo. San Agustín ya nos advirtió contra la llegada del relativismo y de la decadencia que traería consigo, Niños, escuchad bien; el relativismo es la mayor jodienda que hay, yo he dedicado toda mi vida a combatir al relativismo y apenas he logrado nada.

Cuando sonrío debería erguir la cabeza, echarla hacia atrás y no dejarla caer como si fuera un reptil, cuando sonrío agachando la cabeza parezco un judío de Dickens ¡sólo me falta frotarme las manos!, ahora me doy cuenta... ¡cielos!... ¿porqué nadie me lo ha dicho?

Yo soy Bávaro queridos niños, mi papá era policía y mi madre sus labores. En la Baviera de antaño se enseñaba a los niños disciplina y modales y gracias a eso he llegado a lo que soy, aunque yo no quería ser Papa, bien que se lo dije a Dios: " Dios mío no me hagas esto" pero eso fue peor porque habéis de saber que el que desea ser Papa nunca llegará a tal dignidad porque Dios cierra el camino a quienes no saben ser tan humildes como yo.
Así que aquí me tenéis... de Papa... con estola y guantes morados eso sí, también me pongo a veces mi gorro rojo de terciopelo con su ribete blanco de armiño.

Aquí me tenéis niños ahora saldré a pasear, la tarde esta hermosa cubierta de nubes, me gusta aspirar la fragancia del aire fresco que antecede a la lluvia, caminaré por los jardines de castelgandolfo, inclinado sobre el cayado pontificio, llevando en el paso una dificultad estudiada, sintiendo en mi pecho el vaivén del crucifijo macizo, me pondré el anillo del pescador y la túnica blanca y cómo sé que algunos ojos me observan en la distancia, siempre me observan, imitaré para ellos la suave sonrisa de los hombres santos de la India.

domingo, 20 de diciembre de 2009


Es una pena ver a una persona tan joven y sin embargo tan abducida ya por el discurso, las maneras y el lenguaje muerto de la política que se hace en nuestros días. Escuchar un discurso suyo es como escuchar completo un concierto de Melendi a través de un transistor, ¡¡ si ya suena mal en directo cómo sonará en el transistor!! Es decir que si la retórica de Zapatero ya de por sí induce al sueño cómo será el efecto causado por el discurso de quien intenta copiar un mal modelo teniendo además menos experiencia y por tanto menos recursos. Es una pena ver a una persona tan joven pero tan menguada ya de rasgos tan saludables en la gente de su edad como la espontaneidad y la rebeldía, la franqueza y el inconformismo. Tan joven y ya tan sometida al sistema, tan adoctrinada en la religión de la progresía y el socialismo de cartón piedra como puede verse a otros instruidos ya tempranamente en el culto, la liturgia y el sometimiento a la iglesia católica o a qualquier otra secta o disciplina de partido.

Es tan desalentador observar en ella los torpes intentos por asimilar el estándar político que representan los líderes a los que trata de imitar como ver a esos muchachos jóvenes o aún adolescentes aplaudir mansamente y asentir a todo en esa grada tras la tribuna del orador donde los sitúan ahora los estilistas de la escenografía mitinera. Siento por todos ellos una mezcla de pesar y desconfianza inmediata al verlos jóvenes pero ya fervorosos seguidores del discurso oficial, del orden imperante no se sabe muy bien si por fanatismo, o por un estúpido candor, por el pragmatismo siempre conservador de hacer carrera en la política o por una mezcla de todo ello.

Es triste porque Bibiana nació hija de un político del PSOE andaluz y ha crecido presenciando actos de partido y acudiendo a mítines fin de fiesta en campañas electorales casi siempre victoriosas. Ha asimilado desde pequeña ese lenguaje de eufemismos horripilantes, de corrección vacía, de frases hechas, de consignas oficiales. Toda esa logomaquia politiquera que atenta contra la verdadera comunicación y el buen sentido comenzó a modelar su mente cuando aún era una niña y carecía de capacidad intelectual para contrarrestar tal avalancha. Toda su vida ha transcurrido bajo la influencia directa de los mismos esquemas políticos y bajo el gobierno interminable del mismo partido. A ella además la han utilizado pronto como objeto decorativo para ilustrar con una cara juvenil, femenina y amable las bondades del producto político a vender.

Siento pena cuando la veo hablar en televisión, siempre la misma alocución monocorde, los patéticos intentos por copiar la gestualidad maquinal y aprendida de políticos más experimentados, es lastimosa su apariencia de autómata, de producto estándar recién salido de la cadena de montaje, duele escucharla decir "todos y todas" y otros disparates impuestos por la tiranía de las feminazis imperantes y al compadecerme de ella lo hago también de todos esos miles de jóvenes que acuden entusiastas a militar en las juventudes del partido cuando cumplen la edad reglamentaria, que apenas dejan atrás la adolescencia ya se han derrotado al sistema oficial, al lenguaje de la corrección política, al simplismo bipartidista donde o estás con nosotros o contra nosotros, a todos esos jóvenes que aparecen aplaudiendo al líder tras la tribuna, asintiendo a cada frase, tan jóvenes pero ya tan mansos.

martes, 1 de diciembre de 2009


Demonizar a las víctimas es un recurso abundantemente utilizado por este sistema mercantil y totalitario que gobierna el mundo actual con la ayuda necesaria de los medios de comunicación y su propaganda. Estos han presentado a los salteadores de barcos somalíes como una piratería que atenta contra la legítima labor de pesca de las flotas occidentales y usa de las vidas de los laboriosos y pacíficos pescadores como valor de cambio para exigir un rescate con el que enriquecerse por la vía criminal.

Lo que se oculta es que cientos de barcos operan furtivamente cada año en las costas de Somalia arrasando con toneladas de pescado y mariscos de los caladeros somalíes, esquilmando una fuente de alimentación primordial para los habitantes de uno de los países más pobres del mundo. Todo ello aprovechando la ausencia de un gobierno con poderes reales, incapaz de vigilar sus aguas y controlar sus zonas de pesca.

Además de la pesca ilegal organizaciones internacionales vienen denunciando desde hace años, con escaso eco, el vertido en aguas somalíes de residuos radiactivos como cadmio, uranio, mercurio, basura industrial, desechos hospitalarios y todo tipo de material tóxico que removido por el Tsunami que azotó el país en 2004 se ha precipitado sobre las playas ocasionando ya todo tipo de enfermedades en las poblaciones que aún viven del mar. La mayoría de estas actividades se lleva a cabo de manera ilegal y con la más absoluta impunidad aprovechando la incapacidad del gobierno Somalí para establecer un sistema de control que impida o persiga estos delitos perpetrados en sus aguas.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Estábamos sobrecogidos por las aberraciones inhumanas que se nos habían descrito sobre sus actos. Los medios de comunicación lo habían llamado ya "el monstruo de Tenerife", lo señalaron cómo un psicópata brutal y degenerado, incapaz de emociones humanas, algunos fueron a insultarlo y amenazarlo a su entrada esposado en los juzgados. Pero hoy el juez lo ha dejado en libertad sin cargos. Nada era cierto ni las quemaduras, ni los abusos sexuales, ni las agresiones de ningún tipo, la niña murió como consecuencia de un golpe que sufría días atrás al jugar en un columpio, las supuestas quemaduras eran en realidad manchas resultantes de la aplicación de una crema para la alergía que padecía, las agresiones sexuales, inexistentes, ni el más mínimo indício según los informes médicos. Murió tras sufrir lesiones internas después de su golpe en la cabeza mientras jugaba en un parque público. Las ediciones digitales de los grandes periódicos de internet apenas recogen esta noticia, sólo alguno la ha incluído brevemente en un rincón , otros ni siquiera eso, hasta el momento no han publicado absolutamente nada. Lección que se saca de todo esto: A los medios de comunicación no les interesa la verdad, sólo la fabricación, empaquetado y posterior venta de lo que ellos llaman noticias.